Jesús sabía que las palabras que pronunciaba serían las últimas antes de su crucifixión. Los discípulos también entendían que había cierta finalidad en la situación, aunque, desde luego, no entendían del todo. Sin embargo, las palabras mismas del discurso eran suficientes para advertirles del hecho de que algo terminaba. Podían intuir que las palabras que les dirigía Jesús eran de una importancia especial: interpretaban las enseñanzas anteriores, acentuaban lo que no debían de olvidar, y les preparaba para entender lo que pasaría en el porvenir.
Aunque el discurso es una unidad y es difícil marcar divisiones en él, hay ciertos énfasis distintos en las varias partes del discurso. Las unidades que encontramos se corresponden con los capítulos. En el capítulo 14 encontramos "Una palabra de consuelo"; en el capítulo 15, "Una palabra de exhortación"; en el 16, "Una palabra de predicción", y en el 17, "Una palabra de oración". El método de nuestro estudio será el de un análisis más detallado de unidades más breves.
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